Llevo algunos meses que no me siento cómodo con las cosas que hago con el equipo masculino que llevo en danza, creo que tiene mucho que ver con la confianza que tengo en el sistema de juego que siempre he desarrollado y que en anteriores años me ha dado buenos resultados. En esto ando un poco mosqueado (con los resultados) es incomodo sumar cada semana derrotas sobre derrotas. Nadie me ha metido presión por parte del club, pero he pensado en más de una ocasión si otro entrenador sería capaz de llevar al equipo cadete más allá de lo que yo le he llevado (le estoy llevando).
No cabe duda que cuando los resultados no son los esperados siempre se piensa que habrá un responsable de esa andadura y siempre es el entrenador el que está en el punto de mira. Si una cosa tengo clara es que no tengo la barita mágica que soluciona todo y que no tengo la experiencia necesaria para tocar siempre con la tecla que dé con la solución de todos los problemas.
Es importante que los jugadores entiendan y capten tu forma de jugar y de afrontar los problemas, pero por circunstancias varias, no se ha seguido un criterio fijo y he ido probando cosas que nunca han dado buenos resultados, quizá no seguir una filosofía hasta las últimas consecuencias es donde está la clave de esta situación en la que andamos.
Cuando hay muchas exigencias por parte del entrenador y los jugadores no entienden, o mejor dicho, no comparten y no creen en dicha filosofía es difícil mantenerla y uno por inercia intenta adecuar su forma de juego a lo que los jugadores son capaces de ofrecer, por lo tanto te quedas siempre a mitad de camino y sobre todo no estás conforme con el juego, con los resultados ni con nada, eso te va minando.
Lo que he aprendido en esta primera vuelta es que no puedes bajar tu nivel de exigencia por tener un equipo que no sabe o no quiere esforzarse para mejorar su juego, se debe mantener la exigencia y el que llegue que llegue y el que no pues se quedara sin minutos en los partidos, bajar la exigencia conlleva bajar el nivel de juego y por consiguiente los resultados en los partidos y te termina quemando.