Hace unos días comprobé como los jugadores son reacios a aprender cosas nuevas, sobre todo los veteranos, creo que ven peligrar su estatus y no quieren que les compliquemos la vida con historias, lo que saben lo hacen más o menos bien y quieren vivir de las rentas que le ha proporcionado el juego que han desarrollan hasta ahora y cualquier atisbo de complejidad que se dibuje en el horizonte les pone nerviosos y resuelven el problema con el típico pataleo que se da en estas edades. Pronto el Director Deportivo fue al quite y el "problema", antes de serlo, fue solucionado rápidamente por la maestría de la sutileza y la mano izquierda de D. Manuel Avilés. Los jugadores se acomodan a la tranquilidad de lo que ya saben, trabajo le ha costado, y no pueden entender que el aprendizaje de cosas nuevas les va a proporcionar un plus que le facilitará la resolución de problemas en los partidos, los entrenadores no hacemos otra cosa que dar posibles soluciones, de igual modo provocamos problemas para que sean solucionados de una forma adecuada.
Tengo que luchar no solo a que el ritmo del entrenamiento sea el adecuado, también tengo que estar preocupado de ser entendido y que mis propios jugadores confíen en las cosas que les propongo, yo sé que esto es el plus que debo pagar por ser relativamente nuevo, que no sepan mi forma de entrenar, de mi forma de entender el baloncesto, pero estoy seguro que esto durará hasta el primer partido que juguemos, osea el lunes próximo, en ese preciso instante verán claro que el camino que les he enseñado es el que nos dará triunfos y si no triunfos nos dará argumentos necesarios para disfrutar de esto del baloncesto, que a veces hacemos tan complicado.
Pues eso que seguiré rompiendo los "esquemas mentales" de mis jugadores e intentando aprender y hacer que aprendan, que para eso estamos.
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