De serlo todo a ser uno más y orgulloso.

Llevo ya unos día dándole vueltas al tema de lo que fui en el arbitraje murciano y como lo dejé todo. Es curioso como un apersona puede "tirar" por tierra ser una persona influyente y respetada en un estamento, para adentrarse en una aventura de la cual no sabía  muy bien como iba a salir.

En el año 2006 yo era una persona influyente y respetada en el mundo del baloncesto, no solo en Murcia, en Alicante e incluso en Valencia sabían de mi forma de trabajar a nivel arbitral.

He llegado a lo máximo que puede aspirar un árbitro a nivel técnico en la región, he sido el preparador o el técnico de los colegiados de primera categoría nacional, es como entrenar al primer equipo de la región, (en las siguientes categorías superiores son técnicos nacionales los que los preparan) los que ahora son mis compañeros bromean y dicen yo llegué a pitar en dicha categoría pero fuí más allá y a nivel técnico estuve entre los mejores, de la mano de Javier Baleriola, de Pepe Castillo, de Gines Auñón y sobre todo de Miguelo Velasco, llegamos a ser muy buenos amigos y a entender el arbitraje de una forma muy profesional, ellos nunca tuvieron en cuenta que yo fuera cartagenero, lo que suma un logro más a lo alcanzado en el arbitra ¡¡¡¡¡uno de cartagena en la cúpula del arbitraje murciano!!!!!!, antes de llegar yo era impensable, todo se lo debo a Baleriola  conectamos a la perfección e hicimos un muy buen trabajo cuando coincidimos como mandatarios del CMAAB.

Yo siempre decía que en Cartagena no había nadie que supiera más que yo de arbitraje, incluso trabajé para el Comité Nacional de Árbitros y hacía informes a los colegiados de EBA que veían a pitar a cartagena. Impartía cursos de árbitros, iba a los cursos de entrenadores a impartir la parte de reglamento, fui el delegado de cartagena durante muchos años, organizando a mucha gente, con un local propio donde impartíamos charlas y cursos.

Nunca he querido sacar pecho y que dichas circunstancias se conocieran o fueran públicas, pero a veces a uno le apetece recordar las hazañas que pudiera haber conseguido. Y más cuando a uno se le cruzan los cables y decide dejar ese magnífico mundo (el del arbitraje) y se enrola en un aventura difícil (la de ser entrenador) y complicada, donde la competencia es grande y donde hay magníficos profesionales. En realidad yo pase de serlo todo a no ser casi nadie. Aunque no me ha ido mal y poco a poco me voy adentrando en este mundo de entrenadores, de técnicas, de tácticas, de ataques y defensas.

El presidente de mi club, que juega habitualmente en Alicante sabe del respeto y del nombre que tenía en el baloncesto, circunstancias estas conseguidas por muchos años, más de 20 años, de profesionalidad, trabajo, honradez y humildad.

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