ME FROTÉ LAS MANOS

En mi epoca de segundo entrenador con Javi Vargas y con Rubén Fariñas, había dos jugadores que me llamaban la atención, uno era rápido, ágil, con mucha fuerza e intuitivo. Otro era inteligente, audaz, con una visión de juego sorprendente y sobre todo una elegancia que llamaba la atención.

A uno de esos jugadores le llamábamos ZIDANE

La suerte me trajo a estos dos jugadores a un equipo en donde yo iba a ser el primer entrenador y me froté las manos, ya que iba a entrenar a los jugadores a los cuales admiraba y cuyas cualidades tanto me dieron que hablar.
Creo que eso le pasa a muchos entrenadores, ven a un jugador y piensa en las cosas que podría hacer con él para sacarle el mejor baloncesto posible. Hay otros que piensan que darle minutos y protagonismo es suficiente, pero yo creo que hay que ir un poco más allá, hay que darles responsabilidades concretas y unos "deberes" claros tanto dentro como fuera de la pista. Sentirse protagonista de un equipo no es del todo positivo en ciertos jugadores, hay muchos de ellos que hay que alentarles para que cojan ese protagonismo del que hablamos y hay otros que hay que quitarles el balón y mostrarle que hay cuatro jugadores a su alrededor que quieren participar en el juego. Por eso es bueno saber con qué clase de equipo te encuentras y que características tienen cada uno de los integrantes.

Al final de la temporada también me froté las manos con ciertos jugadores que han desarrollado un nivel de juego muy alto. Del mismo modo me siento especialmente orgulloso de haber hecho jugadores de baloncesto a ciertos de ellos que nunca antes habían jugado a esto de la canasta, se ha abierto una puerta que ya veremos hacia donde va, espero que lleguen a ser senior y sean importantes para el club.

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