En referencia a la entrada anterior llevo analizando la respuesta de mis jugadores a los estímulos, tanto interiores como exteriores a la hora de afrontar un partido.
En los entrenamientos, el jugador está relajado lo tiene todo controlado, no tiene ninguna presión ambiental, todos los estímulos que le puedan llegar están controlados, sobre todo no hay estímulos nuevos que él no pueda controlar. En el partido es diferente, tenemos público, árbitros, jugadores contrarios impidiendo que haga bien su trabajo desconcentrándolo, agotamiento, tensión por la situación. Es evidente que en un partido las consecuencias del fallo se acrecienta, no es lo mismo fallar en un entreno que en un partido. Todos estos estímulos se van sumando y la activación del jugador va aumentando, en muchas ocasiones de modo negativos, fallando tiros, pases y defendiendo erróneamente.
Los entrenadores debemos identificar cual es el nivel de activación del jugador y controlarlo en la medida de lo posible para que no se dispare. También puede ocurrir que dicha activación sea negativa, eso ocurre cuando nos enfrentamos a equipos inferiores, el jugador entiende que el nivel de tensión no debe de ser máximo, por lo tanto su rendimiento baja mucho.
Os dejo algunos videos espero os guste:
0 comentarios:
Publicar un comentario