ENTRENADOR ESTOY FELIZ
Hace unos día en un entrenamiento de mi equipo de
preinfantiles, había un ambiente peculiar, jugadores con ganas de entrenar y
sacrificados para el esfuerzo y otros con ganas de fiesta y dispuestos a pasar
un rato con los amigos sin otro objetivo que echar unas risas y pasarlo bien.
Mi segundo, Jesús Fuentes y yo nos empeñamos en reverter
la situación con mucha motivación en los ejercicios y alguna que otra
charla-bronca, en donde llamábamos a la cordura y al compromiso para que el
entrenamiento fuera algo más de lo que se proponían los citados jugadores.
En un momento dado uno de los jugadores díscolo me dedico
una canasta a media distancia con “toma chúpate esa” yo sorprendido por dicha
reacción le pregunte a quien iba dedicada dicha reacción, a lo que el chico me
dijo. A ti mismo entrenador, no decías que no metía ni una, pues ahí la tienes.
Lejos de disgustarme y recriminar dicha acción me gustó, ya que es un jugador
de los llamados discretos y poco expresivos. Le animé a dejarme más en
evidencia y que fuera la tónica hasta que terminara el entrenamiento.
Cuando terminó llamé a capitulo al jugador y le eché una
pequeña bronca a la vez que le alentaba a que sacara el genio que tenía dentro.
La única respuesta que pude obtener de él fue: “ENTRENADOR ES QUE ESTOY FELIZ Y
ME APETECE REIRME” ante eso no pude que darle un empujón para que se fuera con
sus compañeros y contagiara al resto.
Hay veces que nos obsesionamos en hacer un entrenamiento más
acorde a las directrices del baloncesto y se nos olvida que son personas las
que llevamos entre las manos y en muchas ocasiones no se tiene la cabeza o el alma
para tomarrnos nada en serio, ni siquiera un entrenamiento
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